¿Realmente la mayoría apoya más gasto militar en la UE?

Hace poco, leí una noticia cuyo titular afirmaba que “la mayoría de los españoles está de acuerdo en aumentar la inversión en defensa de la Unión Europea”. Un enunciado tan contundente, especialmente en un contexto donde la población vive preocupada por la inflación, el empleo o los recortes en servicios sociales, debería hacernos saltar las alarmas sobre cómo se están presentando —o manipulando— los datos. ¿De dónde sale esta información? ¿Qué intereses puede haber detrás de esta narrativa?

En esta entrada, quiero exponer cómo los medios pueden convertirse en un altavoz de las élites económicas y políticas, y por qué noticias como esta deben analizarse con un espíritu crítico.

Concentración Mediática: quién controla qué

En la mayoría de los países occidentales, unos pocos grandes conglomerados controlan la mayor parte de la prensa, la radio y la televisión. En España, por ejemplo, la propiedad de los principales grupos editoriales y audiovisuales está muy concentrada. Estos grupos, a su vez, mantienen conexiones e intereses en diversos sectores, incluyendo el financiero, el energético y, por supuesto, el sector de la defensa.

¿Por qué importa esto?

  • Cuando un medio depende de la publicidad o financiación de ciertas empresas, es lógico que su línea editorial tienda a proteger esos intereses.
  • A menudo no hace falta una censura directa; basta con que periodistas y editores entiendan qué tipo de contenido se espera (o se evita) para no incomodar a sus accionistas o patrocinadores.

“Fabricando el consentimiento”: la teoría tras los titulares

La idea de que los medios “manufacturan el consentimiento” la desarrollaron, entre otros, Noam Chomsky y Edward S. Herman. Según su tesis, los medios no solo informan, sino que también filtran la información y la enmarcan (framing) de tal modo que favorezca los intereses de las élites políticas y económicas.

  • Agenda Setting: Los medios deciden qué temas se discuten en la sociedad.
  • Enmarcado (Framing): Determinan cómo interpretar y valorar esos temas, a veces suprimiendo matices o datos que no encajan en su narrativa.

Así, si existe un interés en justificar el aumento del gasto militar, la cobertura mediática realzará titulares alarmistas sobre amenazas externas y difundirá datos “oficiales” —no siempre contrastados— que “demuestran” el apoyo mayoritario de la población. Es una forma sutil de moldear la percepción pública.

Encuestas: ¿qué preguntaste y a quién?

Las encuestas y sondeos son una herramienta valiosa para medir la opinión pública, pero también pueden manipularse. Un titular que diga “El 60% de la ciudadanía apoya más gasto militar” podría basarse en:

  1. Preguntas sesgadas: Formuladas de modo que la respuesta natural sea “sí” (por ejemplo, “¿Cree que debemos protegernos ante amenazas externas?”).
  2. Muestra no representativa: Si solo se encuesta a un segmento concreto de la población (casi siempre urbano, conectado a internet, etc.).
  3. Interpretación parcial de los resultados: A veces, una encuesta incluye datos contradictorios, pero el medio escoge solo el que encaja en su narrativa.

Para considerar fiable un sondeo, es fundamental ver quién lo encargó, cuántas personas participaron, cómo se definió la muestra y qué preguntas exactas se hicieron.

El lobby armamentístico y su influencia

Hablar de gasto militar en la UE implica hablar de un potente lobby de la industria de defensa. Muchas empresas del sector armamentístico ejercen presión en Bruselas y en los parlamentos nacionales, financiando:

  • Think tanks que publican informes “técnicos” abogando por la necesidad de incrementar presupuestos de defensa.
  • Campañas y patrocinios de eventos donde se realzan amenazas geopolíticas.
  • Actores políticos que defienden invertir más en investigación y desarrollo militar.

Dado que la guerra y la producción de armamento generan enormes beneficios, este lobby tiene todo el interés en que los ciudadanos vean la militarización como algo inevitable y necesario.

Narrativas de miedo y la búsqueda de consenso

Un recurso muy empleado para justificar el gasto militar es crear la percepción de que existen “enemigos” o “peligros inminentes”. Si la población siente que hay una amenaza real, estará más dispuesta a aceptar que los gobiernos destinen más fondos a la defensa, incluso en perjuicio de servicios sociales, educación o sanidad.

  • Conflictos cercanos: La guerra en Ucrania o tensiones con países vecinos de la UE (Rusia, Oriente Medio, etc.) son una excusa perfecta para recalcar la “urgencia” de blindarse.
  • Medios repitiendo el mismo guion: Si abres diferentes periódicos y todos apuntan a la misma conclusión, es probable que estés ante una campaña de comunicación coordinada.

¿Qué podemos hacer como ciudadanos?

  1. Preguntarnos siempre por la fuente: ¿Quién encargó la encuesta? ¿Publican la metodología completa?
  2. Comparar diferentes medios: Consultar la misma noticia en diarios de distintas tendencias políticas o en medios internacionales.
  3. Buscar periodismo independiente: Existen medios más pequeños y cooperativos que no dependen de conglomerados. Suelen ofrecer visiones menos sesgadas.
  4. Desarrollar espíritu crítico: Cada vez que veas un titular impactante, pregúntate a quién beneficia esa noticia y si hay algún motivo para exagerarla o difundirla de esa manera.

El supuesto apoyo masivo a un incremento de la inversión en defensa en la UE, en un contexto de crisis económica y social, es cuando menos dudoso. Es crucial entender que los medios no siempre reflejan la realidad de forma neutral, especialmente si hay intereses económicos y políticos poderosos detrás.

Para combatir la manipulación mediática y la propaganda, debemos exigir transparencia, formarnos una opinión basada en diferentes fuentes y no dejarnos llevar por titulares alarmistas que buscan instaurar la idea de que, sin más armas o más presupuesto militar, estaríamos indefensos.

El espíritu crítico es nuestra mejor arma para desenmascarar la propaganda y apostar por soluciones pacíficas y sociales que atiendan realmente a las necesidades de la gente.

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