Carta abierta al pueblo europeo (y a toda la humanidad)

Estos días las noticias parecen venir de otra época, de otro mundo.
Pero no: es este mundo. Es este tiempo. Es aquí. Es ahora.

Se habla de guerra. Otra vez.
Se aprueban presupuestos para armas, se levantan discursos llenos de miedo, se siembran enemigos donde antes había vecinos.
Y mientras tanto, en los hospitales faltan manos. En las escuelas faltan libros. En las casas falta esperanza.

Nos dicen que es por nuestra seguridad.
Pero lo que sentimos es todo lo contrario: inseguridad, ansiedad, una tristeza sorda que se cuela por cada rendija.
Y lo más duro de todo: sentir que no hay forma de parar esta deriva. Que la historia se escribe sin nosotros.
Que estamos atrapados en una película cuyo final ya conocemos, pero no podemos cambiar.

Pero no es cierto.
Todavía hay tiempo. Todavía hay voces. Todavía hay amor.

No nacimos para esto.
No nacimos para matar, ni para obedecer al miedo.
Nacimos para proteger la vida.
Para cuidarnos sin banderas.
Para abrazarnos más allá de los mapas.

Desde Utopía —ese lugar simbólico donde cabemos todos, ese sueño que insiste en no morir— escribimos estas palabras con una sola intención: despertar algo.
Algo que quizá esté dormido, pero no muerto.
Algo que recuerda que la humanidad puede ser más que esta espiral de destrucción.
Algo que sabe, muy dentro, que otro mundo sigue siendo posible.

No te pedimos que firmes nada.
Solo que no te calles.
Que lo compartas, que lo hagas tuyo, que lo pases de mano en mano como quien pasa un fuego sagrado.
Una chispa. Una semilla. Un susurro que puede romper el ruido.

Porque la historia aún no está escrita.
Y porque, si no hablamos ahora, nos callarán las bombas.

No queremos banderas. Queremos humanidad.
No queremos más armas. Queremos proteger la vida.
Y aunque nos digan que es inútil, que es tarde, que es infantil…
seguiremos.
Porque hay cosas que se hacen incluso cuando parecen imposibles.
Sobre todo entonces.

Utopía – Ciudadanía sin Fronteras
Marzo de 2025

Compártelo: