La ventana de Overton inversa

La ventana de Overton inversa
Vivimos en una época donde muchas ideas se nos presentan como inevitables. La guerra, la vigilancia, la desigualdad… parecen formar parte del paisaje, como si siempre hubieran estado ahí. Pero no siempre fue así. Y no tiene por qué seguir siéndolo.
Una de las claves para entender cómo se normaliza lo inaceptable es lo que se conoce como la Ventana de Overton.
¿Qué es la Ventana de Overton?
La Ventana de Overton es un modelo que explica cómo ciertas ideas que en un momento son impensables, con el tiempo pueden llegar a considerarse aceptables, populares e incluso convertirse en política oficial. Este desplazamiento ocurre en fases: impensable → radical → aceptable → sensato → popular → ley.
La ventana marca los límites de lo que la sociedad considera razonable. Todo lo que queda fuera de ella se percibe como extremo, loco o peligroso. Y sin embargo, esa ventana puede moverse, y de hecho, se mueve constantemente.
Quienes controlan el relato público —gobiernos, medios, corporaciones— lo saben bien. Y han aprendido a desplazarla, poco a poco, para hacernos aceptar lo que antes rechazábamos.
¿Cómo se ha usado esta herramienta?
La historia reciente está llena de ejemplos. Discursos que parecían inaceptables hace tan solo unos años —la deshumanización de personas migrantes, la criminalización de la protesta pacífica, la mercantilización de la salud y la educación, el culto al beneficio económico como única medida de bienestar, la aceptación de condiciones laborales precarias, la militarización de las sociedades, etc. — hoy ocupan titulares, leyes y conversaciones cotidianas.
Esto no ha ocurrido por casualidad. Ha sido fruto de una estrategia cultural y política sostenida, que ha moldeado el imaginario colectivo.
Nuestra propuesta: la Ventana de Overton inversa
Si la ventana puede moverse hacia el miedo, también puede moverse hacia la esperanza.
Si ha servido para justificar la violencia, también puede ayudarnos a imaginar —y construir— un mundo en paz.
Proponemos aprovechar esta dinámica, pero en dirección contraria: no para imponer, sino para liberar. No para controlar, sino para ensanchar los márgenes de lo posible.
Si ellos han sembrado odio, nosotros podemos cultivar un imaginario lleno de compasión y humanidad.
Ideas que hoy parecen ingenuas pueden convertirse mañana en sentido común si las trabajamos con paciencia y convicción:
- Un mundo sin ejércitos ni enemigos.
- Una ciudadanía planetaria, libre de fronteras.
- Una economía al servicio de la vida, no del beneficio.
- Una tecnología que empodera, no que domina.
- Una política donde la ética no se sacrifica en el altar del poder.
Nos llaman soñadores. Nosotros creemos que soñar también es estrategia.
Y que abrir nuevas ventanas es el primer paso para que entre el aire fresco de lo posible.
Desde esa visión nace UtopIA: una comunidad simbólica, un acto colectivo de imaginación política y social, un espacio para ensanchar el horizonte de lo humano.
¿Te atreves a abrir nuevas ventanas con nosotros?